José Antonio Roy, restaurador illuecano en Valencia “En 8 días hemos repartido más de 50.000 comidas, esto es una locura, pero la gente está muy agradecida”
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José Antonio Roy, conocido como “Piñón”, su equipo, junto a numerosos voluntarios, llevan desde el lunes pasado sirviendo y repartiendo comida caliente a quienes más lo necesitan en los pueblos más afectados por la DANA..
José Antonio Roy, conocido como “Piñón” entre sus amigos y familiares en Illueca y propietario del restaurante «Birolla» en Zaragoza, se ha convertido en una figura destacada de la ayuda humanitaria en la Comunidad Valenciana. Desde el pasado lunes 4 de noviembre, José Antonio ha liderado una iniciativa solidaria que ha permitido repartir más de 50.000 comidas calientes entre las personas damnificadas por la reciente DANA, un esfuerzo que ha sido recibido con profunda gratitud por los vecinos afectados.
“Ni lo pensé; cuando vi la situación en la que estaban, supe que había que ayudar”, explica Roy. Movido por este impulso, organizó una caravana de ayuda con una food truck, un tráiler y varias furgonetas llenas de comida y material de cocina, rumbo a las zonas más dañadas. «Cuando llegamos, esto era una locura, la gente llevaba días sin comer un plato caliente. La gratitud y felicidad con la que nos recibieron fue enorme», relata emocionado.
La labor de José Antonio ha contado con el respaldo de más de 70 voluntarios procedentes de distintos puntos de España, desde Zaragoza hasta el Pirineo, pasando por Sitges y Bilbao. Su red de apoyo también ha llegado desde su tierra natal: amigos y familiares de Illueca, bajo el cariño de su apodo “Piñón”, se desplazaron hasta Valencia este fin de semana para colaborar en esta noble causa. «Estamos muy orgulloso de lo que estamos haciendo aquí «, comenta José Antonio.
El equipo trabaja sin descanso desde las 07:00 horas, preparando las comidas en una nave habilitada en Alaquás, donde reciben donaciones de distribuidores, clientes del restaurante y almacenes que han querido contribuir. Desde allí, se distribuyen las raciones a los pueblos más afectados, estableciendo puntos de entrega y también repartiendo directamente en lugares donde el acceso es más difícil, como Picanya, Benetússer o Paiporta, entre otros.
Durante los primeros días, José Antonio y su equipo durmieron en el tráiler, y ahora lo hacen en la nave, sobre colchones improvisados. «La gente se ha volcado, y gracias a ellos hemos podido preparar tantas comidas,» afirma.
Aunque su estancia en la zona puede estar llegando a su fin, José Antonio expresa con claridad que cada etapa de la ayuda tiene su tiempo: “Hay que saber cuándo llegar y también cuándo marchar. Ahora las necesidades son distintas y nosotros hemos hecho lo que mejor sabemos: dar de comer a quienes lo necesitan”.
La solidaridad de José Antonio y su equipo, están dejando una huella profunda entre los damnificados, quienes han mostrado un inmenso agradecimiento hacia quienes, sin pedir nada a cambio, les han brindado consuelo y sustento en un momento crítico, como el que les está tocando vivir.