Cerca de 200 peregrinos de la Diócesis de Tarazona, entre ellos un autobús completo con vecinos de Illueca y Gotor, participaron este sábado 15 de marzo en la Javierada.

La expedición del Aranda partía a las 9 de la mañana, rumbo a Tarazona, Allí   el obispo de Tarazona, Vivente Rebollo, les esperaba para darles la bienvenida y acompañarles  en camino. Fue un momento emotivo, en el que muchos peregrinos aprovecharon para descubrir los encantos del templo, mientras que otros lo recordaban de visitas anteriores.

Dos jóvenes illuecanas, Daniela García y Jimena Herrero, tomaron la palabra en la catedral para reflexionar sobre el propósito de la caminata y la voluntad de regresar fortalecidos de la experiencia. Por su parte, el obispo de Tarazona animó a los participantes a hacer de la peregrinación un “momento espiritual” y a aprovechar la oportunidad para “disfrutar de la presencia de Jesús” y hacer amigos entre los peregrinos. En este primer momento de la Javierada, se rezó la oración del Jubileo en el templo jubilar.

Desde Tarazona, la expedición se dirigió a Sangüesa, donde, tras reponer fuerzas, comenzó la caminata hasta el castillo de Javier. En esta localidad, varias familias que habían viajado en sus propios coches se unieron a la expedición para completar juntos la última etapa del recorrido. No faltaron la música y los cánticos de la mano de César Gómez, delegado diocesano de Infancia y Juventud, quien animó la jornada junto con las catequistas, atentas en todo momento a la organización. La peregrinación, de unos 9 kilómetros, contó con la presencia del obispo de Tarazona, quien realizó el recorrido con zapatillas y mochila, dando ejemplo de cercanía. Otros optaron por dirigirse directamente en autobús hasta Javier para visitar su templo y castillo.

Al llegar, algunos peregrinos aprovecharon para recibir el sacramento de la Confesión, mientras que otros se preparaban para la Eucaristía, presidida por el arzobispo de Pamplona y Tudela, Florencio Roselló. Durante la homilía, el arzobispo destacó su grata sorpresa ante el aumento de peregrinos año tras año, una tendencia que también se refleja en la Diócesis de Tarazona.

En la explanada de Javier, más de 15.500 personas, según cifras de la Policía Foral y la Guardia Civil, siguieron la celebración en un ambiente de recogimiento. La jornada concluyó con la tradicional foto en el mosaico de San Francisco Javier y algún que otro chocolate caliente para combatir el frío que se hizo notar a media tarde.

«Agradecemos a todos los sacerdotes por su motivación a las familias y grupos parroquiales para participar en la Javierada, así como a las comunidades religiosas de vida contemplativa y activa, que nos han acompañado con su oración para que esta peregrinación diocesana fuera una experiencia de fortaleza espiritual para los peregrinos», señaló César Gómez, párroco de Illueca y Gotor.