Maidevera roza el lleno con cifras históricas en una primavera de récord hídrico en la cuenca del Ebro
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El embalse del río Aranda alcanza el 80% de su capacidad con 16,3 hectómetros cúbicos almacenados, mientras la reserva de la cuenca del Ebro marca su mejor dato desde 2018
El embalse de Maidevera vive un momento excepcional. En estos primeros días de mayo, almacena 16,3 hectómetros cúbicos de agua, lo que supone un 80% de su capacidad total, fijada en 20,4 hm³. Se trata de uno de los mejores registros de las últimas décadas, impulsado por las abundantes lluvias de abril y mayo, que han favorecido el caudal del río Aranda y mejorado notablemente las reservas hídricas de la zona.
Esta cifra local cobra aún mayor relevancia si se enmarca en la situación general de la cuenca del Ebro, que alcanza los 6.754 hectómetros cúbicos de agua embalsada, es decir, un 87% del total de su capacidad, según los últimos datos facilitados por la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE). Es el mejor dato de los últimos seis años, superando con creces los registros del pasado 2023, cuando la cuenca apenas superaba el 75% por estas fechas.
Desde la CHE se valora muy positivamente esta recuperación del sistema hídrico, que revierte una etapa de escasez prolongada, especialmente grave en la margen derecha, donde Maidevera juega un papel esencial en el abastecimiento y riego de la Comarca del Aranda. El embalse, situado en el término municipal de Aranda de Moncayo, abastece también a varias localidades de la zona y garantiza el suministro tanto para consumo humano como para uso agrícola.
A pesar de las buenas cifras, desde el organismo de cuenca se sigue trabajando con “resguardos”, manteniendo los embalses ligeramente por debajo de su capacidad máxima para seguir recogiendo las precipitaciones que se siguen produciendo, especialmente en el entorno pirenaico. Los expertos destacan que, aunque la imagen de los pantanos soltando agua pueda llamar la atención, forma parte del proceso habitual de regulación para evitar crecidas aguas abajo.
Este panorama favorable permite encarar con optimismo la campaña de riegos y alivia la presión sobre el abastecimiento urbano e industrial. Además, devuelve la tranquilidad a los municipios ribereños, que el pasado año vivieron con preocupación el descenso constante del nivel del embalse.